Porque cada experiencia enriquece nuestro conocimiento;
y cada letra encierra una gota distinta del caudal de sentimientos que tiene un escritor.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

MÍTICOS INMORTALES EN ESPÍRITU



Llegará el día en que los años pesen sobre nosotros y que sobre aquellos cándidos recuerdos de niñez, estén los varios matices que dibujaron de cuerpo entero nuestra adultez. ¿Estamos listos para aquel momento? Si el horizonte se hace cada vez más lejano mientras avanzamos en nuestr humilde barca llamada "vida", ¿ qué pasará cuando lleguemos a tierra? ¿Acaso es el fin? ¿Habremos alcanzado el limbo ideal al cual otros llaman "el más allá"?
A veces, sin siquiera saberlo, pasamos de largo todos los momentos maravillosos que hicieron brillar nuestros ojos en juventud. ¿Quién hizo semejante magia? Pues, los personajes míticos y de leyenda, nuestro superhéroe; aquél íntegro mortal que se hizo inmortal en nosotros: nuestros padres.
Al unísono verseando a Facundo Cabral cuando canta: 
Un sendero que nos mostró y que ahora debemos seguir.
"La vejez... 
está a la vuelta de cualquier esquina,
allí, donde uno menos se imagina
se nos presenta por primera vez.
La vejez...
es la más dura de las dictaduras,
la grave ceremonia de clausura
de lo que fue la juventud alguna vez."


“Ya no se acuerdan de mi; ni mis hijos me llaman”, expresa con tristeza Alberto Quintanilla, un hombre de 77 años que se dedica a la carpintería en un pequeño taller instalado en su casa cerca de Tembladerani. Así como Alberto, existen varios hombres que ya fueron puestos en el olvido por el tiempo y, aún peor, por sus propias familias. Se puede percibir el aire frío alrededor de aquellos padres que ven pasar los días en soledad y con el enorme desafío de sobrevivir. Algunos trabajan a pesar de pertenecer ya a la tercera edad, otros, en cambio, no pueden hacerlo y dependen de la renta que proporciona el gobierno que, si bien cubre algunos gastos, no les basta para poder vivir en “dignidad”.
Cerca de la plaza Riosinho, en la zona norte de la ciudad, abordé un taxi cuyo conductor era un hombre respetuoso, con algunos hilos plateados en su cabellera y mirada dulce. Cristóbal Choque, oriundo de la ciudad de Potosí, comenta con cierta tristeza y a la vez con un tono de resignación en su voz que su esposa murió hace 5 años y que desde entonces el debe trabajar “taxiando” de día y a veces algunas noches para poder pagar su renta y algo de comida. Cristóbal tiene un hijo de 33 años al cual ve con poca frecuencia. Si bien su hijo es profesional y trabaja, no colabora con su padre en gastos y lo visita muy poco. “Ya ha pasado el tiempo y yo cumplí mi labor; hice casi todo lo que tenía que hacer por él. La vida se acaba para mi y pues no puedo ir y molestarlo cuando el esta con su familia (esposa e hija). Prefiero no ser una carga y ganarme mi platita yo solo”, dice.
De la misma forma existen varios hombres que pasaron casi todos los días de su vida al cuidado de sus hijos; que los vistieron y educaron; que “se rompieron el lomo” para sacarlos adelante y formarlos para que esos hijos puedan defenderse solos en la vida. Padres de clase media, media baja y hasta padres de clase alta sufren esta congoja y aún más en estas fechas creadas por el hombre para celebrarlos. Sin embargo, hay otros padres que piensan muy poco en esta fecha y prefieren vivirla lo más normal posible; sin regalos, tarjetas o cosas materiales que “demuestren” todo el cariño que sus hijos sienten por ellos. Tal es el caso de Santiago Cortéz, auditor de profesión y con más de 30 años de experiencia como funcionario público, relata que a lo largo de su vida poco o nada le importaron los regalos en este tipo de celebraciones. “A mi no me interesan nada los regalos ni nada material en estas fechas. Prefiero mil veces que mis hijos (Nicolás de 23 y Soledad de 21) sean personas de bien y responsables consigo mismos. Para mi el mejor regalo de día del padre es saber que mis hijos llevan una vida ordenada y que son personas responsables, con valores y útiles a esta sociedad”, afirma con certeza el Licenciado Cortéz. 
Mientras van pasando los años, la juventud va olvidando aquellos valores de antaño que nuestros abuelos inculcaron en nuestros padres; aquellos valores de respeto, solidaridad y amor incondicional que forjaron la vida de los hombres que nos engendraron. El tiempo no se detiene ante nada, y la vejez llega a nuestras vidas tarde o temprano. A los padres que ya “cumplieron su labor”; a aquellos que sólo les falta esperar en su lecho a la muerte; a todos aquellos padres que sufren “más dura de las dictaduras”, a todos ellos se les debe un profundo respeto y vehemencia por todos los días que trabajaron por que sus hijos tuvieran un mejor futuro. En las palabras del cantautor argentino, Facundo Cabral, “La vejez... es la antesala de lo inevitable, el último camino transitable. (…) La vejez... es todo el equipaje de mi vida, dispuesto ante la puerta de salida por la que no se puede ya volver.” Honremos a nuestros padres, démosles un abrazo y un “te quiero” mientras podemos aún sentir sus latidos y el calor de un fuerte abrazo.                                                                                                                                    A mi padre, con amor.

domingo, 7 de octubre de 2012

MUNDO CICATRIZANTE


Era un día cualquiera con etiqueta de domingo. El sol resplandecía en los cielos y aún no sé porqué mi día fue tan negro como una noche de invierno. Sí, así joven era, había caído en las manos traidoras y frías del licor. Excusas varias que brotaban de mi boca a la hora de explicar todo lo que me había llevado a tomar copa tras copa hasta perder el juicio. A veces decía que ésa era la vida de un músico, bohemio y deprimido. Otras, decía que mis problemas no podían ser peores y que aquel líquido transparente borraría cada huella, cada paso.

Si bien no fue por mucho tiempo, el corto lapso que duró mi caída roía mi interior de la manera más desgarradora. Con los pantalones cubiertos de tierra por las veces que mi cuerpo sucumbió a la gravedad, caminaba lento por las calles de mi querida Tembladerani. Un barrio solitario y silencioso que cobijaba a propios y extraños. Ahí, cerca de la Avenida Jaimes Freyre, me di cuenta que no podía caminar más y me senté sobre el cemento recalentado por el astro rey. Había recorrido un largo trecho, calles extensas y con un aroma a 10 de la mañana. 

Horas previas a aquél helado momento, desperté en un bar muy cerca del Cementerio General. Me vi sin un centavo para volver a casa, sin mi móvil en el bolsillo; lo único que colgaba del pasador del pantalón eran mis llaves inertes hechas de metal.

Caminé y caminé sin un rumbo establecido. Mi cuerpo reaccionaba automáticamente y cogía velocidad. Un paso a la derecha y el otro, a cualquier parte. Mi apariencia poco usual asustaba a todo aquel que se me acercaba involuntariamente. El cabello sucio y largo que despedía un hedor a tabaco cubría mi rostro, mi piel enrojecida por los golpes súbitos de cada vaso que llevaba en la mano, vaciando su contenido en mi interior. Una delgada chamarra de cuero me había acompañado toda la noche, sin desampararme un solo instante. Era difícil caminar con aquellas botas. Me caía en algunas cuadras. Creo que mi brazo derecho realizaba una limpieza de pared al caminar apoyado en ella.

Y así, cuadra a cuadra, veía más cerca mi llegada a casa, a mi cama. Como no tenía ni un centavo, me detenía de rato en rato en varias tiendas para pedir algo de dinero que me ayude a estar a salvo en aquella jungla citadina repleta de silencioso frío y pavimento. Obviamente, no tuve mucho éxito. En una carnicería me dieron dos bolivianos; en una pensión sólo cincuenta centavos. El recorrido aún no había concluido y cuadras más adelante, consigo reunir seis bolivianos. Lloraba en cada paso que daba, no lograba comprender las artimañas con las que la vida me había jugado sucio hasta ese instante. Yo era un muchacho normal, de clase media y trabajadora. Con 17 años sobre la espalda, un número que sólo figuraba en mi carné, ya que la vida me había dado el doble de años con golpes a sabor de experiencia.
Creo que eran las 11 de la mañana cuando mi cerebro confabuló con mi tristeza y me hizo desear una gota más de alcohol. Ya por llegar a la conocida Vivienda Obrera, muy cerca del Estadio Bolívar, encontré una pequeña tienda, oscura en su interior que era resguardada por una mujer mayor. Le pedí de inmediato me vendiera un frasco de alcohol Guabirá y que además me regalase una bolsita rellena de agua cruda. Conseguí alimentar aquel repentino deseo y seguir bebiendo.

No era ningún indigente, pero aquel fatídico día conocí a gente que sí lo era. Ya cerca del Mercado “Stronguer”, mi cansancio hace que repose en una banca de madera que yacía solitaria en la puerta de una peluquería. Es entonces cuando se aproxima un hombre mayor, de unos 70 años aproximadamente. Su cabello pintado de gris cubrían las cicatrices que enmarcaban su rostro. De corta estatura, aquel hombre decide acompañarme. Traía dentro de la manga izquierda de su chamarra rota, una botella transparente de plástico. Extendió su brazo y me alcanzó aquel líquido embotellado. No era alcohol, pero sabía horrible. Yo, a modo de corresponder, le invité un sorbo de mi bolsa. Fue sorprendente su reacción acompañada de las palabras “esto es agua, no más”.

Asustado, no estaba. Me puse de pie y quise seguir bajando, pero este hombre me invita a acompañarlo a su “casa”. Accedí. El viento soplaba y mi cabello huía hacia atrás. Cada paso fue tan lento para mí, como si estuviera en dirección a mi muerte. Llegué a la “casa” de aquel ser y me di cuenta que no tenía paredes ni techo. Era un parque escondido detrás del mercado que contenía los peores escenarios que jamás haya visto. Mujeres, hombres y hasta niños se encontraban ahí. Al ir acercándome se reunieron alrededor y reconocían al visitante fugaz.

Un mundo lleno de compañerismo utópico se abría delante de mí. No recuerdo sus nombres, o mejor dicho, las “chapas” (apodos) de aquellos individuos olvidados por la sociedad. Ese día toqué fondo. Ese domingo mi vida vería colores que jamás se había imaginado ver. Bebí y bebí, ensuciando mi alma al mismo ritmo que mis brazos. Fue triste la manera en que conocí aquel sub mundo.

Ya llegada la noche, me fui. Caminé en silencio para que no notaran mi ausencia. Me aleje cuadra a cuadra, llorando. Aquella noche llovió en la ciudad y en mi interior. Ya en la puerta de mi casa, no pude coordinar mis movimientos y dejé caer mis llaves. Dentro de todo aquel trágico día, sonríe, casi furtivamente, una luz intermitente que cegaba mis ojos rojos e hinchados por mi desvelo. Mi madre. Abriendo la ventana, como presintiendo que una parte de su ser estaba ahí abajo, necesitando ayuda, me habló. Bajo a abrir aquella puerta metálica y ruidosa que me alejaba de mi hogar. Lloré a caudales, tanto que hubo un diluvio en mis ojos al sentir el abrazo de aquella mujer que me había dado la vida.

Comprendí que uno no valora lo que tiene hasta que siente haber tocado fondo. No volví a beber en meses, pero eso sí, ayudé a mucha gente que había sido devorada por la sangre del mismo demonio: el alcohol. La vida tiene matices distintos que necesitan de habilidades más grandes cada vez. El aprendizaje basado en la experiencia talvez sea el que más duele, pero estoy seguro que es el que mejor se valora.

sábado, 6 de octubre de 2012

REGALO DEL CREADOR PARA UN ADÁN COMO YO


Paraje furtivo que atrae a cualquier cazador
En lo más recóndito de aquél baúl que se nutre de mis recuerdos a diario; en esas páginas que, de seguro, ya forman uno de los libros más largos de la historia, ahí están ellas: las mujeres.

Desde que mi imaginativa mente cobraba vida, un pedazo de suave tela cubriendo los manjares más dulces de una mujer se hace presente para siempre: la minifalda. Las vi de diferentes colores y estilos, de diferentes “cortes”, con un contenido diferente que me llevaba de la mano por las fantasías más salvajes que puedo recordar. Y puntualizo, utilizando palabras de Arjona, que “no es ninguna aberración sexual”.

Aquella prenda seria y, al mismo tiempo, sensual en cada centímetro ha evolucionado al pasar los años, desde su creación hasta el día de hoy. Al principio, la minifalda representaba un escape femenino dentro de un mundo machista. A medida de que el tiempo transcurría en silencio, aquel pedazo de tela cobraba vida propia.

Dando un paseo, otra vez, por entre mis memorias, recuerdo a Andrea. Una bella mujer que ostentaba orgullosa unos 17 años, buen porte y excelentes medidas. Ella pertenecía a un grupo de amigos de barrio, allá por la silenciosa zona de Tembladerani, que solíamos reunirnos de vez en cuando para compartir anécdotas y crear muchas otras. Andrea era lo mejor del 2002, una muchacha con carisma y muy buen humor. La razón que me obliga a mencionarla trae un verosímil disfraz seductor. Andrea vestía una hermosa minifalda de color noche, tacones altos y una atractiva armonía en su caminar. Si no eran los lunes, los demás días nos alegraba el panorama con una suave “mini” a cuadros azules y grises. La clara imagen de una colegiala en minifalda.

Al año siguiente de su graduación, me dediqué a identificar a aquella diva anual que endulzaría mis ojos pardos a diario. Las picardías de jóvenes en colegios, aquellos muchachos ansiosos por expandir su álbum visual se quedaban parados en las gradas esperando ver subir esas minifaldas —que por cierto eran motivo de prejuico en ese entonces.

Nunca me había fascinado tanto con una minifalda como en los días que inicié mi vida de oficinista. Cada día era mejor. Mis compañeras de trabajo hacían de mi estancia ahí un completo placer. Las veía pasar desde mi escritorio, a otras las visitaba en los recesos del café o simplemente al yo pasar por su área de trabajo.

Alejandra, con sus hermosos 25 años, me miraba al pasar. Un soborno a mi sonrisa: su minifalda. Hablaba bonito y al escucharla no podía resistir la tentación de bajar la mirada hacia ese furtivo paisaje pintado de piel. Jamás me gustó ser muy obvio con la mirada y así me mantengo hasta ahora. Hay un borde invisible entre el respeto mutuo al apreciar la belleza de una mujer y la vulgaridad total.

Podría afirmar que a lo largo de mi vida, desde que tengo uso de razón, existen seres seductores que, todo el tiempo, brindábanme una tentación dulce y adictiva: las mujeres. Hermosas dádivas del Creador para cada Adán como yo; seres que con solo pasar en frente de nosotros iluminan el horizonte. Ellas y sus minifaldas, su deseo intenso de sentirse amadas por los ojos nuestros. Incomparable sensación que recorre milímetro a milímetro nuestras venas, haciendo posible así nuestra efímera existencia.

"¡Ay! Mujeres tan divinas; no queda otro camino que adorarlas", Vicente Fernández.

jueves, 2 de agosto de 2012

PASAPORTE UNIVERSAL, HISTORIA DE UN HOY QUE AÚN NO LLEGÓ


Un rayo de sol, lluvia a mi alrededor
Después de horas y horas que me atraparon a lo lejos, volví con fuerza. Estridente grito, que al ritmo de un buen riff del maestro George Lynch, guian mi mente por parajes escondidos y, a la vez, prohibidos. Excelente vista que sólo veo con los ojos cerrados; solitarias calles me muestran lo frío que puede el mundo ser sin un ingrediente vital: pasión.
Un cazador con ganas de más y más. Un amante furtivo, perdido por entre los brazos de la incertidumbre, agitado. Manos rodeando mi espalda, aire congelado que corre quemando cada uno de los rincones de este cuerpo fuerte, pero vulnerable a ti. 

Además de cada palabra, tengo un ritmo diferente entre líneas. Ideales que hace tiempo vi nacer al momento de abrir mis ojos, sin ver. Y hoy es como ayer, la dulce amargura de una batalla sin censura. Hoy es ayer... y será también mañana.


Hoy tengo unas ganas locas de escribir un blues,
De dejar el triste anonimato y salir a la luz.
Hoy tengo historias que cambiarán el mundo entero,
Desgarrador y voraz, transformando a los demás.

Hoy quisiera tener un pasaporte universal,
Que pueda llevarme a todas partes, hasta el espacio sideral.
Hoy me muero en silencio por gritar cantando
Que lo que necesito es más que simple y vana atención.

Hoy, y talvez mañana, el viento se canse de soplar en tu voz,
Y callado te de vueltas como aquél huracán en tu habitación.
Hoy y siempre espero que nuestro mundo sea mejor,
Tomando en cuenta, a cada instante, a aquél titán que nació: el amor.

 “Hoy, eternamente y aún después”, palabras que el pasado me dejó;
Pues yo les digo que cada uno de nosotros es un escritor.
Hoy me muero por estar vivo, relajarme y tomarme una copa de vino;
Pues los años pasan y mi piel de cacería por pasión está.

Hoy soy sólo un poeta que canta e interpreta canciones de amor,
Un trovador que en sus líneas guarda la voz del corazón,
Hoy quiero ser alguien más, alguien con mucho coraje al andar;
Mi música y su aroma te recordarán cada una de mis notas, y más allá.

lunes, 23 de julio de 2012

FACEBOOK, ARMA DE DISTRACCIÓN MASIVA


La red social Facebook, la más famosa en la actualidad, además de ser considerada una herramienta imprescindible para socializar más allá de cualquier frontera física, se ha convertido, con el tiempo, en una amenaza para la juventud a la hora de su desempeño en labores académicas.
Millones al alcance de un solo "click"
Desde su aparición en febrero de 2004, esta red social, creada en las aulas de la universidad de Harvard, ha llegado a tener tantos adeptos como gotas tiene el mar. Es muy frecuente notar que en un café-internet, a metros de algún centro educativo, la mayoría de las pantallas reflejan con claridad ese logo azul y blanco que nunca pasará desapercibido. Entre muchas cosas, la obra de Mark Zuckerberg se ha caracterizado por tener una sala de chat que permite una conversación “directa” con otro usuario. Los casi 500 contactos que la mayoría de los jóvenes tienen agregados en sus cuentas dan una señal de la magnitud en el alcance de comunicación que esta ciber-red puede tener.
Sin embargo, la parte negativa de su uso se hace latente hoy en día. Por un lado, con la ola de secuestros que la ciudad está viviendo, el compartir fotografías personales y de la familia se ha tornado peligroso. Según informes de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC), los secuestradores tienen a Facebook como nexo principal para ubicar y escoger a sus próximas víctimas, en su mayoría señoritas de entre 13 y 17 años.
Por otro lado, el “síndrome del Feisbuk” ataca con más frecuencia y se convierte, al mismo tiempo, en un arma de “distracción masiva” que deriva en el mediano desempeño académico de sus usuarios que cursan el colegio, institutos y universidades.
Enfoque Universitario realizó varias entrevistas a jóvenes de entre 17 y 22 años que están inmersos en actividades académicas y comprobó que la mayoría utiliza esta red social y realiza sus tareas de forma simultánea. Soledad Salas, estudiante de inglés del instituto First Class, afirmó que invierte más tiempo en revisar su Facebook y chatear con sus amigos que hacer sus trabajos de la universidad. Así como Soledad, existen varios jóvenes que dedican el corto tiempo que tienen para realizar sus tareas a actividades poco productivas como el de revisar fotografías de sus amigos, poner un “Me gusta” en algún comentario, escanear con detalle el muro de personas consideradas importantes para ellos, etc.  
En otro escenario, un sondeo de opinión, realizado en predios de la carrera de Comunicación Social de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), ha advertido una gran número de jóvenes universitarios utilizan el Facebook para estar “al día” con la información concerniente a sus contactos y amigos (as) personales. “Me conecto como 2 veces a diario desde mi celular y a veces desde una computadora”, dijo Carol Alí Montecinos, estudiante de primer año.   
Las redes sociales en la web se convierten en un complemento más que ostenta el ser humano minuto a minuto. El estar conectado en tiempo real con varias personas, ya sea cerca o a kilómetros de distancia, evolucionó el pensamiento de sus usuarios y éstos, de manera inconsciente, dependen intrínsicamente de su uso. Facebook, el preferido por excelencia, conlleva un potencial cambio en la actitud de quienes lo tienen “a la mano”, en un teléfono móvil o un ordenador. Si la mayoría de la población estudiantil que recurre a esta red social descubriera las bondades que Facebook posee, esta herramienta podría llegar a ser muy útil y, de forma ineludible, un ingrediente importante para el desarrollo académico y personal de los jóvenes que lo utilizan.


lunes, 16 de julio de 2012

VALIÓ LA PENA

El aire se ha congelado y así también yo congelo cada latido, muerte súbita. La primavera se extinguió en mi mundo y el sol, como buen secuaz, apagó su lumbre en el horizonte de mi ser. El cielo sobre mi cabeza se derrumba formando gotas que como lágrimas se mezclan con la lluvia que brota de mis ojos. No sé por qué lo hiciste ni, mucho menos, por que lo hice yo. Es muy cierto lo que dice Sabina: "El amor, cuando no muere, mata. Porque amores que matan, nunca mueren".

He aquí un escrito que hace meses inspiró mi mente, tornándola en un remolino de emociones que, de alguna manera, sabía que iban a terminar en el olvido.

Y de mis ojos brotaban gotas de rocío que tu partida provocó.
"Si alguna vez, alguien derrama una lágrima por ti, mientras te despide en el aeropuerto; si esa persona no te quiere dejar ir, y te abraza y te besa repetidamente; si cuando por fin te suelta, te sigue lanzando besos desde el automóvil, baja la ventanilla y te sigue despidiendo y no avanza, a pesar del insistente pitido del policía que le dice que se mueva, (entonces) tú has experimentado uno de esos momentos por los que tu vida valió la pena.

Si alguna vez, alguien te llamó por teléfono desde el aeropuerto para decirte que está a punto de abordar un avión, pero quería despedirse de ti; y sigue hablando y hablando contigo hasta que ya sentada en su asiento le piden que apague el teléfono y aun después de haber cortado la llamada todavía te manda un mensaje de texto diciendo que te va a extrañar mucho; (entonces) ya experimentaste algo que muy poca gente ha sentido.

Si alguna vez, alguien se pone visiblemente nerviosa por tu simple presencia, si alguien te dijo que sintió mariposas en la panza al verte, o si tú has sentido lo mismo por alguna persona, considérate dichoso, pues has experimentado uno de los muy pocos sentimientos por los que vale la pena haber pasado por este mundo.

Considera que mucha gente, pasará por este mundo, inspirando nada más que miedo, tristeza, odio, lástima, o peor aún, nada, en la gente que lo rodea. Considera cuanta gente vive inmersa en la terrible monotonía que como sarro crece poco a poco en el corazón.
Cuanta gente, no ama ni es amada. Cuanta gente vive resignada en la costumbre, cuantas personas están con otros, simplemente porque es lo que más les conviene.

De tal forma que si en el devenir de tu vida, hiciste alguna locura que te llevó a que alguien te extrañe tanto como para que la separación cueste, debes de pertenecer a un muy restringido porcentaje de gente, que hizo que todo aquello valiera la pena. Eres alguien que hizo que otra persona lo amara, pero más aún, que fue necesitado, como una droga en un síndrome de abstinencia. Eres alguien que amó, con ese fuego que te hizo dar el paso extra, que casi nadie da. Eres alguien muy dichoso, tan sólo por haber experimentado eso que resulta ser el verdadero motor que ha movido al mundo e inspirado los poemas inmortales, las canciones que perduran en el tiempo, las obras de arte que hacen que el mundo sea más bello. La llama que inspiró a los artistas, ya ardió en tu corazón. 

Fuiste protagonista de uno de esos momentos que se han inmortalizado en fotografías. Esa despedida de película ya fue tuya. A ti fue a quien la gente que caminaba alrededor, se detuvo a ver con una sonrisa en el rostro, anhelando ese beso apasionado que te dieron en medio de la calle, sin importar nada de lo que sucedía alrededor. A ti fue al que extrañaron. Tú fuiste quien saboreó la melancolía de dejar a aquella mujer (u hombre) con la promesa del reencuentro. Eras tu el dichoso, y no aquella pareja con maletas Louis Vuitton haciendo fila en la sección de First Class, que durante los 10 minutos que duró la espera, no se dirigió la palabra, ni siquiera la mirada y no digamos una caricia. Ellos no sintieron la necesidad del contacto físico. No querían ese último beso que cada vez que se daba se convertía en penúltimo, pues tenía que haber uno más. Ellos no fueron los que sintieron el olor de la otra persona aun impregnado en la nariz, como dichoso resabio de una noche entera fundidos en abrazos y caricias. Ellos no hicieron eso nunca. Tú lo hiciste anoche. Y por eso eres casi único. Anoche consumiste más pasión, que la que mucha gente no saboreará en toda su vida. No importa entonces, que pasará mañana.

Ya podrías irte en paz en cualquier momento. Entre tú y ese alguien más, ya hicieron que dos vidas, entre millones, valieran la pena."(Miguel Ángel Valdez)

La pregunta que dibuja mi cabeza ataca con firmeza cual sable de doble filo: ¿Todo lo que nosotros vivimos, ha valido la pena?


sábado, 30 de junio de 2012

¡GRACIAS!

Me consumían las horas cual fuego de la vela que encendí al anochecer.
Líneas que escribí hace casi un año atrás (2 Agosto 2011), con algunos cambios realizados a consecuencia de la traducción. Mi cuerpo inestable al recibir azotes de cada palabra que aquella persona infundía en mí. ¡Ay! Cómo recuerdo el cielo de aquellos días, la voz del viento que se llevaba una a una mis lágrimas secas. 
Después de varios meses, es interesante desempolvar viejos escritos que traen, en cada palabra, viejas memorias...
No confundan lo que ahora siento, si sólo la recuerdo con tranquilidad --"son otros tiempos". El viento sopla en una dirección distinta ahora.

En medio de la oscuridad que el poniente dejó detrás, sombras sin luz apañando mi voz, tenue. Susurros que al oído me decían, agonizantes, cuánto te había amado hasta entonces. Mis sentidos se alejaron uno tras otro; saltaron al precipicio que tu ausencia ahondó. Al mismo tiempo, la vela que esta noche me proporciona compañía aclara los versos de una canción que, estoy seguro, hubiese entonado con delicadeza al recordar aquella noche de verano, aquel abril añorado.

No quiero sonar pesado ni, mucho menos, agoviado. ¿Cansado? Un poco. Sin embargo, no dejo de buscar, en esta galaxia y en otras, una respuesta a todo lo que viví contigo, segundo a segundo. Descubrí que aquí mis dudas se mantendrán inconclusas, que no hay palabra que me de paz sin antes matarme con gentileza. He navegado por muchos kilómetros y visto varios mundos, historias que pintan una escena surrealista que ni Dalí hubiese hecho mejor. Cierro mis ojos y el reloj con un grito ubica mi ser en este mundo, casi media noche y todo es silencio. A metros de un sin fin de historias, la primera lágrima se hace presente al caer sobre el papel. Está bien, acepto que empezamos "diferente" a lo habitual ya visto. No deseo reprochar nada ni mucho menos utilizar mi pluma para vengar a mi corazón.
Aunque en ciertos minutos el aire parece abandonar mi habitación, la tinta aún corre en mí, en mis latidos.

Debo reconocer que, después de varios años, mi piel volvió a sentir calor real, sudor provocado por los besos que atacaban mi cuello, rendido a ti. Estaba seguro desde el primer instante que había encontrado al complemento de mis días, al sabor de mis comidas, a la luna de mis noches estrelladas. En fin, el motor de cada uno de mis sentidos rugía al ritmo de tu voz y tu cariño. Recuerdo que cada noche pensaba en aquella habitación, oscura, con las cortinas corridas cubriendo el lugar; habías abierto una ventana para ver el exterior y, al mismo tiempo, tomar un respiro al ritmo de la pregunta: ¿Esto está bien?

Un sonido furtivo, parecido a un chasquido, me despierta. Cada día me siento aún más vacío que el día anterior; el desconsuelo desgarra mi alma en silencio, tornándola oscura cual sangre en la armadura que hasta el día de hoy llevé. Como dice Facundo Cabral: "Alma mía, que daría por volver a verte libre...", pues, de la misma manera, mi alma añora librarse de este dolor que la trae dormida, adormecida. 

La última respuesta a estas palabras solamente la tienes tú. Menos mal que el tiempo corre a tu ritmo en mi reloj y que, a pesar de los pesares, mi corazón pide a gritos tu presencia en este lugar. Yo, cual peregrino, seguiré mi camino de frente y no me rendiré en la búsqueda de mi felicidad. No importa cuan grande sea la jauría, cuan feroz el viento me abrace, seguiré siendo aquella barca que abandonada en alta mar está. Mis últimas palabras para cerrar mi tertulia nocturna con la soledad: ¡Gracias!

Gracias por haberme guiado por, aunque sea unos metros, el sendero de vuelta al amor. Gracias por despertar en mí aquél deseo que yacía inerte mucho antes de conocerte. Gracias por amarme.

Gracias por permitirme ser yo mismo plasmado en el lienzo de tu piel; por dejarme amar con libertad aún sabiendo que un relámpago podría lastimar mi sien. Gracias por ser en mi vida lo que yo en tu vida seré cuando ya no esté contigo.

Gracias.

viernes, 22 de junio de 2012

FEARLESS




Do you remember the very first time you felt cold in your skin; fear running through your veins and your frosty tears?

Or perhaps a moment your whole body shook on the edge? 


Well, FEAR, as we know, is a cold shaking sensation that makes us think we cannot do some things... but is that really FEAR?
For many years I have been told that strong people survive all over the weakest ones; that life is full of challenges we have to face, levels we have to fulfill and stairs we have to climb up. I have been told that if you are not resistant enough you may drown into the problems, things you cannot accomplish because of fear.

I got to think about this when I was sitting on my confy rocking chair watching over the sky at night, I had not eaten by then. 

The sparks coming out from every light, were illuminating my eyes, with a refelexion drawn down as a candle. The sky was discovering certain and curious details about my feelings then. The courage we can get by feeling happy is the only one we shall keep faithfully. And maybe you think that this is not the right time for this stuff, nevertheless, I have got to tell you something:

Be happy all the time you can, while you can. Think that there will be a time when you will not receive even a dime from life. However, being happy does not mean you do not care about whatever happens to you, on the opposite, it is to invest more minutes to resolve them having love by your honour flag and happiness by your stand.

Be happy without feeling fear. Be strong and you will see how much you may bear and encore. Don't let fear be possessing all over you and going around your life like a dog without a bone, wrap FEAR up inside a case and throw it miles and miles away from you. Do the things you want to do, enjoy the things you make, every single freshy minute that God has given to you as a gift. Do it without fear. 

Think in results instead of thinking in just consequences.
JUST DO IT!

domingo, 10 de junio de 2012

CHESS MASTER


Kasparov, Capablanca and some others were always praised as brilliant chess players, both with immeasurable intelligence in the moment of acting either in a match or in real life. Through the years people have been wondering how to play with subtlety and effectiveness, searching for techniques that would make some things easier and lighter; fetching the idea of being a CHESS MASTER.

You and I know that in every minute that suddenly dies, there are situations we seem not to fix or even to encore. Moments which take us to the border of madness, doubtful ideas that seem to be killing our expectations and hopes. But that is life, full of surprises, awful experiences, good memories; people who come and go, feelings that are found even in the strangest place on earth or outside.

Let us do something, let us remember ---memories have always been a great comfy escape from our reality. Remember when you were at school, 2nd grade of high school; sunny days through the summer and rainy ones in winter, good and bad teachers, problems typically found in youth: boyfriends and girlfriends, disappointments, congratulations. Everything was mixed up like medicine when you immediately shake it up, moreover the things used to look despairing, like a non-ending road. However, what have you done about it then? Have you cried out in pain and self pity while the others seem not to be so helpful? Have you looked for some friends and people around to feel better and sheltered? Have the colors of those days faded away with your tears? Have you jolted of great ecstasy when being surrounded by the people you loved?
Perhaps, too many questions and just few answers. Everything is a process we have to go through, feeling every second from our heads to toes and furthermore living them to the fullest. Therefore, everything seemed and seems to be a chess game.

The question now is if you would bear standing straight with your beliefs and creed; if you would be strong enough to play the game cleverly. I think you can, I know you can!
It is not important how things look like, but how you act about them.

Just remember this:
Move the chess table and the pieces will keep being in their same checks; move the pieces and whatever the table looks like you will be one movement ahead and closer to win.


jueves, 7 de junio de 2012

ESPACIO VITAL


El horizonte resplandece cual candor sublime que embelesa cada minuto de existencia sobre este nuevo mundo al cual fuimos delegados hace ya años atrás. Mientras mi embarcación sigue su curso con las velas altas sobre los cielos y el timón rígido hacia una misma dirección; siento al corazón gritar. Un llanto que quebranta las gotas de rocío al amanecer, clamor vehemente que atraviesa todo límite y, sin querer, toca mis oídos lentamente y sucumbe mi interior. ¿Será su voz? o ¿sólo será lo que yo creo escuchar? Cada minuto, cada momento que creo saber lo que dice, las palabras borrosas penetran mi cabeza y anclan con fuerza en el muelle de mis rescuerdos. ¿Será mi temor?
La soledad no es parte de mi tripulación, bueno, eso es lo que creo. Lo que sí es cierto es que el barco esta medio vacío a consecuencia de bravas e indomables tormentas que hicieron atroces movimientos y lograron echar parte de mi tripulación. El sol candente que provoca una sed de amor y cariño hizo fallecer otra parte de la misma. La respuesta vendrá en el siguiente muelle; personas distintas las cuales abordarán mi navío, emociones distintas que viniendo de tierras extrañas son suficientemente atractivas y hacen posible el sueño de cualquier marinero. No deseo planear el viaje, ni mucho menos imaginar las olas que quisiera surcar; más al contrario, dejaré que el camino dibujado en el mar me sorprenda. Sólo le pido a Dios ser mi brújula y guiarme por buenas aguas, le pido guardar la mejor comida y los más sublimes placeres para este hombre sediento de amor. Sólo le pido que mantenga a este ser con el corazón sencillo, loco pero precavido, amable y cariñoso, sin desfallecer, sin permitir que aquella sólida voluntad se quebrante en el viaje. Estoy listo, listo y con la convicción de no rendirme jamás y pelear la dura, pero importante batalla, hasta derramar la última gota de sangre y sudor.
¿Tú estás en este viaje?

domingo, 20 de mayo de 2012

VIENTOS DE CAMBIO (Wind of Change)

Este es un escrito que redacté el 24 de Marzo de 2011. Era un jueves muy tranquilo, matizado por algunas gotas de lluvia que caían lentamente, una tras otra, en la ventana del bus que me llevaba a casa. Al llegar a mi destino, cogí un lápiz y deje que mi mente, en conspiración con mi corazón, tomarán el control y plasmaran en papel las siguientes líneas...


"¿Será parte de nuestras vidas el que tengamos que encontrarnos con situaciones tan cruciales que cambien todo nuestro entorno?

Iba caminando tranquilamente una mañana con dirección hacia aquel pequeño, pero cómodo gimnasio –parecido al que Rocky tenía en sus gloriosas películas-- cuando me puse a pensar en qué era lo que estaba haciendo mal. Nunca pensé sentirme tan preocupado sobre algo que me estuviera ocurriendo; los días pasaban casi ya por inercia. De repente, al cruzar aquella calle cubierta de adoquín y, en ciertas partes, por rastros que algunos entes dejaban a su paso, una palabra vino a mi mente: CAMBIO.
No pensé en rendirme sumiso a mi orgullo aceptando que todo lo que hacía lo hacía en un 50% de todo mi potencial; me negaba a ver la realidad. Sin embargo, reparé en concluir que todo provenía de un motivo anterior. ¿Acaso me había decepcionado tanto de las personas? ¿O de mí mismo?

De una u otra manera, mi actitud tendía a decrecer más y más cada vez que el sol dormía allá en el horizonte. Fue entonces, justo antes de empujar aquella puerta de vidrio y metal, cuando dije: “Necesito hacer algo al respecto”. Los minutos pasaban y mi mente trabajaba a mil por segundo, tanto como si fuera una locomotora que corre a más de 250 km por hora. Pasé al pequeño vestidor a despojarme de varios prejuicios que necesitaba alejar de mí, mientras una canción con ritmo arrollador sonaba a trasfondo. Me puse en marcha a calentar cada uno de los músculos de mi cuerpo con la mente concentrada en lo que tenía que concluir; los minutos parecían años mientras lo hacía. Cuando ya empecé a levantar aquellas pesas que me llevarían a desahogar todo el “stress” que tenía acumulado, saqué mi primera conclusión: “Este hombre no soy yo”. Daban las 11:50 de la mañana, Eric Clapton me cantaba sus penares por una mujer llamada Leyla y al mismo tiempo mis ojos se iban para arriba mirando en el aire la figura hermosa de aquella mujer, que al igual que a Clapton, me había traído loco por mucho tiempo. La segunda conclusión que saqué fue: “No llegaré muy lejos con esta actitud”, y obviamente estaba en lo cierto ya que una vida mediocre me llevaría a un fatídico mediocre final. Entonces fue cuando deje caer aquellas mancuernas, hechas de hierro puro, al piso. Me puse de pie y caminé hacia mi casillero con la mirada alegre y sonriendo porque algo en mi había cambiado de rumbo. Me había decidido a mejorar cada uno de mis días para así concretar de manera saludable mi existencia y que mis memorias y mis logros no perezcan en la inmensidad.

Ya camino de regreso a casa, veo a mi alrededor varias personas con rostros que denotaban cierta preocupación. En algunos, la alegría parecía haberse esfumado y era notoriala falta de felicidad; ojos que parecían estar viviendo por vivir. Todos caminaban en varias direcciones sin levantar la cabeza. 

¿Habrán ellos encontrado la respuesta como yo? ¿Seguirán perdidos en el abismo profundo de la disconformidad? ¿Será mucho el tiempo que pase hasta que ellos lo hagan y así todos vivamos mejor?"

jueves, 10 de mayo de 2012

10 de Mayo, Día del Periodista

En medio de varios conflictos suscitados dentro de La Paz , Sede de Gobierno de Bolivia, que a aquellos hombres y mujeres que dan la vida, el día a día, por mantener a la población informada a tiempo en aras de la verdad, les llegue el homenaje sencillo y sincero de este escritor que inicia una nueva etapa en el periodismo digital. ¡Felicidades, colegas!